Esta ilustración originariamente pretendía formar parte de una especie de cánon personal sobre la belleza masculina, basada en rasgos duros y afilados como la orografía de un paisaje rocoso.
Más adelante se me ocurrió que además, podría ser un retrado de Satanás.
Finalmente acabé empleando esta imagen en la tarjeta de visita que comencé a utilizar hace unos tres años.
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