Hace algunos años formaban parte del paisaje urbano. Hoy, por causas desconocidas, el número de rockers ha ido en descenso, y los pocos que quedan se concentran en oscuros garitos para escuchar buena música y mirar con nostalgia al pasado.
¡Ciudadanos! ¡tenemos que cuidar y querer a nuestros rockers! ¡Son un tesoro que no podemos perder! ¡Luchemos por ellos!
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